Pues sí, me hubiese gustado estar sentada en ese banco, donde esperabas a que pasase el tiempo, abandonado allí hasta que alguien llegase a casa y pudieses entrar. No muy lejos estaría yo, dandote calor, en este invierno frío, gélido e imparcial, ahí junto a ti. Te lo prometo, daría lo que fuese por pasar el tiempo así, viendo los segundos transcurrir, acariciarte, sentirte... Pasa, el momento acaba y siento como mi sueño está a punto de concluir, juraría que podía tocarte con las yemas de mis dedos; cada vez te siento más lejos y más y más. Te hablo por si acaso me llegas a oir, en un pequeño suspiro... Te quiero. Entonces despierto, tensa, bajo un cielo rosa, mis ojos estan más húmedos de lo normal. Sí, sólo ha sido un simple sueño. Y me quedo ahí, sola, como siempre, acurrucada entre las sábanas, agarrando fuertemente la almohada, tan fuerte, como deseo abrazarte a ti.