Una espina clavada sigue en mí. Es una tarde más, está atardeciendo, ahí estaba yo, en el cruce de la gigante avenida, esperando a que cambie el semáforo de color. Rojo, Amarillo y... Pasas con el tiempo suficiente para cruzar una mirada conmigo; me hago la tonta, ignorando tu petición a ese vistazo fugaz. Pero no puedo evitar mirar de reojo, una pequeña ojeada, ver como esa L sigue puesta dónde siempre y daleada para variar. Una risa pícara sale de mis labios, recordando esos momentos, que aunque creía que eran superficiales y escasos, surgen con amargura. Aparece una pena, esa de no haber acabado bien, de seguir cada uno con su vida sin poner fin al principio de la nuestra, cada uno con el suyo, un camino a medio terminar. Quiero un buen final para los dos. Prometo una explicación.
Me estoy leyendo tus entradas , me faltan un monton que tienes muchiiiisimas!!! pero bueno me gusta leer y mas lo tuyo que me siento identificadaa solo queria pregutnarte una cosaa: ¿crees que merece la pena abrir los ojos y ver algo que hace casi un año que no veo? porque no quiero verlo, me da miedo, prefiero no ver y imaginarmelo. Porque le quiero y se que voy a seguir sufriendo mucho mas tiempo.
ResponderEliminarby: ana (L)
Bueno, yo creo que deberías ser más sincera contigo misma y ver las cosas como son y no engañarte para no hacerte daño, después te darás cuenta de que te ha venido mejor abrir los ojos y si ves que no, que es mejor no ver nada, siempre estarás a tiempo de volver atrás y volverlos a cerrar! Pero intentalo :) Lo mismo me he alejado un poco de la situación en la que estás, pero es la que me imagino!
ResponderEliminarUn besoooote!!!