lunes, 27 de junio de 2011

Oscuridad hecha de deseo.

Oscuridad. Suspiros repentinos. Manos que se cruzan, divertidas, ligeras. Desabotonan, buscan y encuentran. Una caricia, un beso. Y otro beso y una camisa que resbala. Un cinturón que se abre. Una cremallera que baja lentamente. En la oscuridad, feliz de estar allí. Oscuridad hecha de deseo, de ganas. La más hermosa, la más suave, la más deseable. Coches que pasan veloces por la carretera. Faros que iluminan como un rayo y desaparecen. Ráfagas de luz que dibujan deseos alcanzados, cumplidos, ojos cerrados luego abiertos. Y más y más. Cabellos alborotados y camas incómodas. Autos que continúan pasando, tan veloces que nadie tiene tiempo a reparar ese momento. Y dos corazones acelerados que no frenan, que están a punto de chocar dulcemente.

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