Oigo a mis amigas de fondo gritar al unisoro un: ¡Ooooh!. Allí estoy yo, clavada en la profundidad de sus ojos verdes. Esa mirada tan dulce. Estoy perdida. No puedo dejar de contemplarle. Habla pero no le escucho, algo ha tenido que decir o hacer para desatar esa reacción en ellas. No puedo dejar de mirarle. Su pelo, su sonrisa, su peinado, algo... algo tiene, que hace que sea especial, ese algo que me vuelve loca. Un, vale, salió de mi boca en el momento exácto. Me dió un beso, dió la media vuelta y se fue de regreso con sus amigos. Le ví correr, alejarse, llevadose una parte de mi. El viento le despeinaba su flequillo, su ropa se ondolaba con el aire, corriendo con elegancia, como en las peliculas... donde él es el principe y yo, yo soy su enamorada.
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