Porque sí. Sigo por ti. Porque haces que esté pendiente de ti y tus acto. Haces que mire por el rabillo del ojo para ver si le das un beso a esa que está a tu lado. Porque haces que me comporte como una descarada. Me impulsas a gritar. A chillar, a no dejar de reir y a vivir la vida como si fuese la última noche. Porque produces que coquetee con todo chico que pase a mi alrededor, para refregarle que yo, por encima de él y de su estúpido encanto le he olvidado.
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